La autora de Una fe que encanta y aunque duela, no espanta, Trini Ried, vive en Chile este momento convulso. La chispa fue la subida del precio del metro y le siguieron el profundo descontento, malestar, impotencia y una desarticulación total del mundo que conocían hasta el 19 de octubre. «No puedo creer que sea una simple coincidencia el que justo ese día, me preparaba para cumplir mi medio siglo de edad y pensaba que iba a celebrar con alegría y paz, pero la vida dispuso lo contrario y los pequeños temblores se convirtieron en un cataclismo social», escribe en su tribuna para Revista Vida Nueva, mirando en clave de fe, «una fe que encanta y aunque duela, no espanta» la difícil situación que atraviesa su país. «Esos 50 años son una diosidencia que debemos aprovechar como una tremenda oportunidad-país y de paso -quizás- dar un ejemplo de resiliencia y de madurez como lo hemos hecho con anterioridad. Dios no se ha mudado de nuestras fronteras y hay mucho que podemos aprender y mejorar».
Toda esa experiencia e inquietud docente le llevó a escribir este libro donde responde numerosos interrogantes sobre la fe que profesa y que enseña. Tras escuchar a sus hijos y a su alumnado en el colegio, este libro recoge las preguntas más comunes y responde con maestría. Ahora, hay muchas de esas preguntas que surgen, en otro ambiente, en otro medio. Y si en capítulo 23 Nuestra fe y la vida cotidiana pregunta ¿Cómo integro mi fe con mi realidad? Y responde: «Tener fe es creer en Dios, en que él todo lo sostiene, lo sabe, lo cuida y lo ama con un sistema de «24/7» y en 360 grados alrededor de nuestro ser….Tener fe es mantenerse erguido sobre una base firme que nada ni nadie nos puede quitar; y es saber, sentir y gustar que no somos una porquería, un estorbo feo para los demás, no somos un cacharro inútil para Dios ni debemos pedir permiso a nadie por existir».
Ahora ante la realidad de su país, reformula las preguntas y recupera muchas de estas respuestas. ¿Qué se hace con el miedo, con la angustia, con el pánico a que destruyan tu vida o el sistema que creíste que siempre iba a estar? ¿Cómo la fe auténticamente vivida nos puede sostener en medio del caos y la oscuridad? «Es en estos momentos -en medio de la tormenta- cuando debemos confiar en un Dios vivo y presente en la historia, en las personas y palpitando con la naturaleza maravillosa que en esta primavera, aquí en el hemisferio sur, parece desconocer el caos que hay. Es ahora – sin ninguna certeza ni estructura predecible- cuando debemos actuar como otros Cristos irradiando paz, sabiduría y luchando con las palabras y las acciones, pero nunca legitimar la violencia o la maldad. Es ahora cuando hay que cuidar a todas las personas, sin distinción política ni clase social. Es ahora cuando hay que dar un testimonio genuino de esperanza y que de todo este doloroso parto saldrán cosas nuevas y bonitas para la posteridad. Es ahora cuando nos cobijamos en los brazos de María cuando no sabemos dónde apapachar nuestros legítimos temores y el cansancio natural. Es en la oración donde encontraremos respuestas que sean de largo plazo y que nos enseñen a amarnos como hermanos y compartir lo que tenemos con los demás. Es ahora cuando el prójimo, en vez de ser un enemigo, es un hermano al que debo escuchar, entender y solidarizar, aunque no comparta del todo su planteamiento original».
Como hace en su libro, donde recoge enseñanzas del sentido de Dios/Amor para los jóvenes creyentes, ante esta actualidad herida, anuncia que es a ese Dios/Amor a quien han olvidado los chilenos, «adorando ídolos como el dinero, el éxito material y sobre todo una existencia que se centra en el disfrute personal. Así que ahora, arrepentidos y dolientes, volvemos a Él encarnando su mensaje de amor en todo encuentro y realidad, aunque nos duela o nos pueda espantar».