Era menudo y bajo de estatura. Así que nadie hubiera podido imaginar que, debajo de tan insignificante apariencia, se ocultaba posiblemente el mejor poeta de la historia de nuestra literatura. Y un ser humano que alcanzó las más altas cotas de unión mística. La figura de Juan de la Cruz fascina e inquieta al mismo tiempo por sus aparentes contradicciones: poesía sensual y sublimidad angélica, santidad y cárcel infringida por sus propios hermanos, asceta sobrio y dueño de una maravillosa libertad interior.
En esta novela histórica el mercader y poeta segoviano Pedro de Valmores, despechado por celos ante el abandono de su amante Ana de Peñalosa, emprende un viaje iniciático en busca de ese fraile, que considera la causa de todos sus males. Un relato que recrea maravillosamente las ciudades, paisajes y lugares por donde transitó san Juan de la Cruz, y también los grandes hitos, gentes, costumbres y contradicciones de la España de Felipe II. En esa búsqueda emergen las convulsiones políticas, la Inquisición, los iluminados, el papel del monarca en la reforma, los ataques de los bandoleros, la convivencia cultural con sabios sufíes y judíos, la vida cotidiana, la rivalidad entre carmelitas y las veleidades de damas de la corte. Pero, sobre todo, la fascinante biografía de san Juan de la Cruz, junto a la andariega Teresa de Jesús, narrada con amenidad y rigor histórico, con un único y omnipresente protagonista de fondo: el amor divino y humano.
En esta recreación histórica, Pedro Miguel Lamet vuelve a ha desencadenar su magia literaria, transportando al lector a toda una vida llena de encuentros, conversaciones y momentos de silencio e introspección. Y lo hace desde un amor claro hacia las fuentes literarias, especialmente hacia los Cánticos espirituales del santo carmelita, que con dulzura y armonía, se van descubriendo como los auténticos protagonistas del relato. Y así, esta novela acaba siendo una verdadera ofrenda a la belleza lírica y a la profundidad mística del pequeño fraile, cuyas palabras espirituales siguen cautivando a miles de lectores interesados en la literatura, la filosofía y el arte.
Decía el gran teólogo Karl Rahner que, si el siglo pasado fue el siglo del hombre, el actual será el siglo de Dios o no será. Pero un Dios sentido como experiencia, como búsqueda de la libertad. Esa fue la aventura de san Juan de la Cruz