Si tienes familia con hijos – tanto si crees como si no crees en Dios-, lo más seguro es que al plantearte en qué mundo quieres que crezcan tus niños, acabes respondiéndote: en un mundo con amor, con valores , sin violencia o sin una competencia sin escrúpulos. ¡Y es normal! De hecho, es lo que creen y quieren la mayoría de los padres para sus hijos.
Y ahí, empieza algo maravilloso y que puede resultar sorprendente: empiezas a mirar la realidad que rodea a tu familia con los ojos del Reino. Los mismos ojos con los que miraba Jesús; aunque aún no lo tengas demasiado claro.
Si al final nuestro horizonte familiar se puede ver con los ojos de Dios, ¿por qué no usarlos? Intentemos vivir la fe en familia, pero ¡desde una perspectiva diferente!
Y esa perspectiva nueva está en ‘los ojos del Reino’, de los que nos hablan Tim y Sue Muldoon en su libro Lo sagrado en la vida diaria. Pero, ¿qué son los ojos del Reino? Es ver el mundo no como una serie de hechos sin relación entre sí ‘unos buenos, otros malos’, sino como un proyecto en marcha en el que Dios intenta persuadir a las personas para que cooperen con él en libertad a fin de construir un mundo gobernado por el amor.
Y esa nueva perspectiva surge cuando practicamos el lenguaje de la amistad con Dios: la oración. No una tarea, sino una conversación diaria con Dios, con un amigo y compañero.
Descubre las seis grandes reglas para vivir una espiritualidad diferente en familia