Para el cardenal Martini, «poner las cosas en orden» significa buscar la maraña de la madeja que el destino pone en nuestro presente. En la maraña de deberes que hay que afrontar. De pruebas que hay que superar. De esperanzas que hay que cultivar.
Poner las cosas en orden también significa escuchar la voz interior que puede ayudar a poner en perspectiva las necesidades y los deseos, los afectos y las relaciones.
Este libro propone un itinerario espiritual accesible y sencillo, que invita a encontrar ciertas actitudes indispensables para devolver el sentido al sinsentido de nuestra vida caótica y apresurada. Se trata de uno de los libros más apreciados del cardenal Martini. Y también de los más leídos y traducidos. Y es también particularmente único en la producción literaria del jesuita. Sus páginas representan el regreso de Martini al texto literal de san Ignacio tras varias décadas experimentando muy exitosamente la meditación del Evangelio, la Biblia y sus personajes siguiendo la dinámica de los Ejercicios ignacianos.
El libro tomó forma con las meditaciones de una tanda de Ejercicios, centrada en la primera y segunda semana, que dirigió a los obispos de Lombardía en marzo de 1992. Y desde entonces ha pasado por varias reediciones, revisiones y ampliaciones hasta la muerte del autor. La edición actual cuenta además con un exquisito prólogo a cargo de Carlo Casalone, SJ, que ayuda bastante a contextualizar la propuesta vivencial de Martini y a comprender mejor su trayectoria uniendo sus dos grandes pasiones meditativas: los Ejercicios Espirituales y la Biblia.
En este libro, Martini lanza al lector una invitación a desgranar concienzudamente las anotaciones y textos de Ignacio para limpiar y liberar mente y corazón de los afectos desordenados, «con libertad de corazón y mentalidad evangélica». Excavando en la arquitectura ignaciana, el cardenal desciende hasta los mismos cimientos con la pasión de un experimentado arqueólogo de las palabras. Y allí es donde se encuentran los sentidos primeros de los Ejercicios: poner orden en el alma -ascetismo- para poder experimentar directamente el abrazo del misterio de Dios -mística-.
Este libro trata de profundizar en el primer ejercicio espiritual ignaciano, que supone la puesta a punto del alma -o del interior de cada ejercitante-, para llevar a cabo una elección significativa de la vida abierta a Dios.
Se trata de un libro inspirador, muy útil -y quizá necesario- para recomponer las piezas del alma rotas, desgastadas y caídas en el desorden del día a día. Martini no defrauda y de nuevo ofrece una lectura llena de hondura. Pero también es un camino fácil de seguir para quienes ya se han abierto a la experiencia del ejercicio espiritual.
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