Una oración acompañada de reflexión y de la práctica diaria. Aquel mes de mayo de 2015, cuando el papa Francisco promulgó la encíclica Laudato Si´ convirtió el mundo en la casa común. Su cuidado, su equilibrio, su futuro y de quienes la habitan, son hoy motivo para oración y también para reflexión. El día de la Jornada Mundial de la Oración por el Cuidado de la Creación es una gran oportunidad para acoger propuestas que guíen en esta búsqueda.
En la revista Sal Terrae de este mes, Ecología. Cuidar la casa común, diversos autores hacen sus propuestas para encontrar inspiración en la encíclica verde desde las ciencias naturales, la sociología, el derecho, la ciencia política y la teología. El punto de partida es que los cristianos muestren todavía una falta de sensibilidad en este asunto, al considerarlo secundario. El peligro de una actitud semejante implica que la fe cristiana y la teología queden fuera del discurso sobre una cuestión tan decisiva, máxime cuando el cristianismo posee una potente teología de la creación, argumentan.
«El reto fundamental de la encíclica Laudato si` es la conversión ecológica de cada uno de nosotros y de la Iglesia, insiste José Ignacio García SJ: Significa incorporarnos a una praxis del cuidado de la casa común. En su artículo, Reflexiones para nuestra conversión ecológica, desgrana los tres elementos de esta conversión: En primer lugar, descubrir las raíces en nuestra fe que sustentan esta conversión; en segundo lugar, que podemos compartir prácticas virtuosas con otros muchos; y, por último, necesitamos una espiritualidad que nos ayude a sostener estos esfuerzos, que requieren largos plazos.