Ignacio de Loyola donó a la iglesia los Ejercicios Espirituales como testimonio de la labor suave y persistente de Dios en su vida. Un legado universal cuyo genio y belleza radica en que ayuda a entretejer la vida de cada uno y el relato de la vida de Jesucristo de tal manera que ambos se vuelven más vivos e interconectados. Con esta pasión se refiere el jesuita Kevin O´Brien a su propia transformación una vez inmerso en la aventura ignaciana que supone seguir ese camino fascinante abierto por el fundador de la Compañía de Jesús. Un camino que va de su vida a la vida de Cristo a través de la nuestra. Para comprender mejor dónde comienza nuestro camino particular, ahora exploramos los distintos modos en que podemos experimentar los Ejercicios y servirnos de esta guía en concreto. Se refiere a La aventura ignaciana. Un libro que habla del coraje, de apertura y de generosidad como tributos de los aventureros que siguen las huellas de Ignacio y a ello invita, a seguirlos al modo de cada uno.
O´Brien comparte su historia su propia aventura ignaciana- guiada a través de los Ejercicios Espirituales para entretejerla al relato de Jesús. Cuenta que, ejerciendo como abogado principiante con 36 años, mantuvo una conversación fuera de los juzgados con una clienta octogenaria, Mariam. Hablaron del testamento de su esposo que defendían ante el tribunal. Y de ahí la conversación se ciñó a recuerdos del amado y de las esperanzas para el futuro. Y ese encuentro fue más. De ahí surgió la intuición que le conduciría a hacerse jesuita: Prefería estar fuera hablando con Miriam que en el juzgado. Una afortunada sensación que le empujó a emprender su particular búsqueda de servicio y devolución de lo recibido que le llevaría a la Compañía de Jesús. El instrumento principal para discernir la llamada de Dios en nuestras vidas son los Ejercicios Espirituales. Mediante los Ejercicios crecemos en la fe, la esperanza y el amor, explica. En ellos nos preparamos para el servicio de Dios y los demás y nos sostenemos en él. Se diría que para O´Brien más que un libro, los Ejercicios son una experiencia, una gran aventura en dirección al corazón de Dios y a las necesidades reales y presentes del mundo.
A él le ayudaron a ser más consciente de que Dios le había guiado en el pasado, de que Dios obra en mi vida en el presente y me llama al futuro. Su testimonio desgrana la ayuda recibida para librarse de todo el desorden interior que le impedía alcanzar esa conciencia dichosa. Es su propia vida entretejida con los Ejercicios Espirituales. Pero lo que es más interesante, señala caminos para ejercitarlos y servirse de ellos en el día a día: La adaptabilidad es una marca distintiva de los Ejercicios Espirituales. Reconoce que como en cualquier aventura genuina, no podemos saber al principio dónde acabaremos. Pero podemos estar seguros de que Dios, siempre fiel, estará con nosotros y nos conducirá a donde tenemos que ir, explica. Aunque no sepamos dónde terminará nuestro viaje, sí sabemos dónde comienza: aquí y ahora. Dios eligió hacerse uno de nosotros en Jesucristo y vivir en la hermosura y la fractura de nuestro mundo. Es en este sitio y en este tiempo, en los detalles de nuestras vidas individuales, donde nos encontramos con Dios.