El título de La sonrisa de Arrupe desvela la auténtica protagonista de este libro: la expresión más humana de un hombre con la que afrontó retos dificultosos al frente de la Compañía de Jesús asumiendo los peligros, encajando la oposición y gastando su vida en ese empeño de cruzar el estrecho puente que conecta dos épocas. Siempre con una sonrisa. La editorial Mensajero y la Fundación Gondra Barandiarán rinden con este libro su propio homenaje a la figura de un jesuita de sonrisa conciliadora y mirada interpelante. El prólogo, escrito por el provincial de España de la Compañía de Jesús, Francisco José Ruiz, es memoria agradecida por este hombre que gozó del don de intuir, orientar y guiar a la orden en un mundo en plena evolución por rumbos plenamente acertados. Más de 100 imágenes recorren su biografía reflejando su figura fascinante e interpelante hoy. Ángel A. Pérez SJ, quien recopiló todas las fotografías para la exposición en el Museo de Bellas Artes de Bilbao de 2007, en el centenario del nacimiento de Pedro Arrupe, desgrana brevemente los hitos biográficos y desvela las muestras de su fe profunda mantenida a lo largo de su vida gracias a su continuada y estrecha relación con Dios. El texto está escrito en castellano e inglés con el deseo de que su memoria sea compartida en cualquier lugar del mundo. De hecho, es un libro que acompañó y pudo inspirar a quienes participaron en la Congregación General 36.
Después del prólogo y la introducción, ésta a cargo de Ángel A. Gómez sj, La sonrisa de Arrupe atraviesa fotográficamente toda la historia del padre en seis capítulos: Una familia muy católica; Joven jesuita; El alma de Japón, Tierra de misión, General de la Compañía de Jesús y por último Pasión y muerte. Cierra una cronología exhaustiva de los 84 años de su vida (1907-1991) impregnada de los acontecimientos históricos que marcaron su propia biografía y de la orden que dirigió entre 1965-1983. Entre todas las imágenes, la mayoría en blanco y negro, se capta el misterio de su rostro y reluce la figura del hombre de mirada penetrante, que interpelaba pero no intimidaba. Se descubre esa mirada que transmitía ternura y compasión; inteligencia y lucidez porque siempre iba acompañada de una sonrisa que desarmaba al interlocutor y acortaba distancias. Y es donde recala este libro, en su sonrisa,porque reflejaba la certeza de que cuanto estaba viendo era, ni más ni menos, el Espíritu que mueve finalmente todo.
Una imagen destaca sobre todas por su reciente aparición: la escena en que Arrupe comparece en Estados Unidos por los consecuencias, sin precedentes, ocasionadas por la explosión de Hiroshima. En las páginas 64 y 80 aparece esta imagen donde con un letrero colgado en su cuello que advierte de su nombre y rodeado de periodistas que toman nota de su testimonio, Pedro Arrupe participa de la investigación que trata de aclarar responsabilidades de la barbarie. Este es el pie de foto: Arrupe testifica ante una comisión de encuesta de la prensa norteamericana sobre la bomba en Hiroshima, 6-2-1947. Foto: U.S. National Archives.