Cuando nos acercamos al Nuevo Testamento, nos encontramos con un mundo plagado de historias que ponen a Jesús en el centro.
Es una vida como la nuestra, pero atravesada por una presencia nueva, capaz de llegar hasta nuestro último rincón.
Solo es necesario dejarle. La presencia de Jesús, su forma de vida compasiva y entregada, nos descubre otro modo de estar en la existencia.
Estas historias esconden muchas claves para vivir cada día siguiendo la propia humanidad de Jesús. Y una de las mejores exploradoras de estos terrenos evangélicos es Teresa Iribarnegaray. Si algo tiene claro al leer un texto de los evangelios es que como anuncia la propia autora: «en Jesús de Nazaret se contiene todo aquello que el ser humano necesita para vivir».
Teresa nos ha regalado ya dos libros de lectura existencial del Evangelio, un modo muy sorprendente de mirar la vida de Jesús y nuestra propia vida de fe en Jesús. El primero fue Una fe que escandaliza y seduce. Teresa nos introdujo a la forma en la que Jesús vivía cada día su propia humanidad, según el evangelio de Marcos. En su segundo libro, En el centro, Jesús, nos permite experimentar de nuevo la humanidad de Jesús a través del Evangelio de Mateo.
En este recorrido a través de las palabras de Mateo, podremos descubrir mejor de qué modo cambia la vida a partir del encuentro con Jesús y cómo se puede vivir esa vida transformada, cuando Jesús empieza a ocupar el centro, que es su lugar auténtico. Primero haremos un recorrido por el conjunto del Evangelio, guiados por Yentl. Una de esas mujeres que tan determinantes fueron en la transmisión de la Palabra en las primeras comunidades cristianas. En la segunda parte, nos encontramos con una serie de relatos que nos acercarán a experimentar un poco más aquello que anima, provoca y deslumbra la vida de quienes se han encontrado con Jesús.
¿Qué semejanzas hay entre el modo de mirar de Jesús y el nuestro? ¿Qué actitudes y acciones nuestras pueden conectar con las de Jesús? Sí, es un libro que habla de cómo vivió Jesús, pero sobre todo, sobre cómo su forma de vivir y de sentir aún tiene el poder de iluminar -tras dos mil años de historia- nuestras vidas y renovar nuestra fe.