Puede que muchos no necesiten que llegue el Día de la Madre para esbozar en su mente una selección de los mejores recuerdos maternos. Otros, puede que no necesiten un día global al año, para llamar o visitar a su madre y decirle con un gran beso «Gracias por mi vida, mamá». Y seguramente otros muchos, no necesiten comprar un regalo especial con el que tener un esperado detalle familiar.
Necesitemos o no necesitemos el Día de la Madre, lo que está claro es que la mayoría necesitamos a nuestras madres, pero en toda nuestra vida. Cuando nos acompañan, nos sentimos protegidos y reconfortados. Cuando están lejos queremos volver a verlas, oírlas y abrazarlas cuanto antes. Cuando ya no están…, sencillamente sentimos un enorme vacío que misteriosamente se llena cuando su imagen, palabras, ejemplos y enseñanzas se adueñan de nuestra memoria.
¿De dónde sale esa increíble fuerza natural -misericordia, valentía, comprensión, sacrificio…- que transmite la maternidad? ¿Y por qué no de Dios? ¿No será que en la maternidad -ya sea biológica o no-, se revela de verdad el Misterio del Dios de la vida?
Y esto es lo que teóloga María Dolores López Guzmán nos quiere descubrir en su libro ‘Donde la maternidad se vuelve canto’. Una exploración por el día a día de muchas realidades maternales de la actualidad, para encontrar aspectos determinantes en la vida espiritual de cualquier cristiano/a: madres, padres, solteras/os, parejas…
Porque también a través de la maternidad, se ve y se experimenta todo aquello que decimos y esperamos de Dios. Y eso es algo por lo que verdaderamente merece la pena dar las gracias. Todos los días, y también en el Día de la Madre.