Elegir. Y sobre todo elegir bien. Desde que empezamos a dar nuestros primeros pasos, nuestro día a día se va convirtiendo en una cadena constante de elecciones. Pero el reto de la elección para el cristiano/a es todavía mayor. Ya no se trata solamente de decidir, sino de examinar aquello que marca nuestras decisiones, desde la mirada de Dios. Toda una exploración espiritual en busca de la verdad que se esconde en cada interior humano. Una práctica de escucha interior -de recuerdos, pensamientos y sentimientos-. Pero también de experiencias y signos exteriores.
Discernir es dialogar, o mejor, dejar que Dios despierte en nosotros una sorprendente conversación que encienda las respuestas que necesitamos. Aquellas que necesitan los momentos especiales, o las que conforman toda una vocación cotidiana. Y a este complejo -y a la vez maravilloso arte- le dedica un pequeño libro Enzo Bianchi, fundador y prior de la comunidad monástica de Bosé.
Aunque es un término que hoy en día resulta extraño para la mayoría, una palabra caída en el olvido, en realidad el discernimiento ha estado siempre presente en la vida monástica y en la espiritualidad ignaciana. Un don del Espíritu Santo, los padres del desierto lo consideraban «la más alta de todas las virtudes». Por ello, nos cuenta Bianchi, es preciso volver a ejercitarse en este arte tan esencial para la vida cristiana, o la vida sin más. Nos ofrece también consejos útiles y valiosos para que nuestra existencia, a pesar de sus límites y fragilidades, fructifique y se convierta en un «amén» sincero y convencido a la voluntad del Señor.
En definitiva, un libro ameno y muy claro para descubrir una práctica cristiana esencial para mantener siempre viva la llama de Cristo en nuestras vidas.
«El discernimiento es aquel proceso que todo ser humano debe llevar a cabo en el duro trabajo de vivir, en las diversas situaciones con las que se ve abocado a confrontarse, para hacer una elección, tomar una decisión o expresar un juicio con plena consciencia».