¿Educar?… ¿Aprender? Usamos estos dos términos indiferentemente pero se merecen un respeto. Cada cosa en su lugar.
Por definición, EDUCAR es formar en ideas y creencias, estimular el espíritu crítico sin caer nunca en el adoctrinamiento. Mientras que ENSEÑAR es transmitir una serie de conocimientos, de saberes, fijados y programados.
El primero recae sobre todo en la familia, aunque todos conocemos casos en los que las familias huyen de este deber, queriendo trasladarlo al colegio. El segundo, claramente, es más académico.
Para ayudar a entender más y mejor la vocación de educar, desde el Grupo de Comunicación Loyola presentamos dos títulos bastante sugerentes y apasionantes. Y es que la tarea de educar y enseñar siempre lo es.
Educar para el asombro, de Andrés Gª Inda (@agi_ZGZA en Twitter), es en realidad una invitación a toda la comunidad educativa -pero especialmente a los profes-, a pisar el freno un momento y reflexionar sobre cuestiones que aunque no son nuevas, en realidad sí son importantes ¿Qué es educar? ¿En qué consiste el acontecimiento educativo? ¿Qué actitudes o hábitos de comportamiento lo facilitan o lo entorpecen?
Educar para ser personas, de Ross W. Greene, es uno de esos libros que al final son esenciales para cualquier padre/madre primerizo o con experiencia en la crianza de sus hijos. Es un libro que explica el modo de cultivar una mejor relación entre los padres y los hijos promocionando, al mismo tiempo, la empatía, la honestidad, la resiliencia y la independencia.
¡Ojalá que estos libros nos ayuden a todos a fortalecer los pilares sobre los que educamos a nuestros niños, en el cole y en casa! Porque EDUCAR es mucho más que un verbo.
La escuela puede instruir (enseñar) a sus alumnos pero no puede educarlos, porque no tiene medios ni es su finalidad.
(José Saramago)