Entrega del testigo al frente de la Provincia de España de la Compañía de Jesús. De las manos de Francisco José Ruiz a las de Antonio España. Dos vocaciones inspiradas en san Ignacio de Loyola cuyo camino seguía un itinerario al servicio a los demás, «provecho de las ánimas». Los dos son miembros de esta orden de vida religiosa apostólica que «hermana a sus miembros con personas de toda diversidad y en toda necesidad, a las que proporcionan Evangelio en forma de ministerios múltiples», como reflejaba el hasta ahora provincial de España en el prólogo al libro de El peregrino, de Mensajero. Ellos convergen en este servicio desde la docencia hasta que su comunidad ha marcado para ellos nuevos rumbos, siempre movidos por la «vocación en misión». Esa que hace emerger todo lo más hondo del ser humano, «su belleza, su bondad, su pasión por la justicia y la búsqueda del bien puesto por Dios, incluso en situaciones complicadas», según describía Antonio España en su artículo para la revista Sal Terrae Visibilizar y recuperar la vocación educativa. «Boga mar adentro»’, en 2011. «Así, la vocación unifica al ser humano haciéndole vivir desde su fondo más auténtico».
Hermano y unidos en la misión, hace ya 13 años, que a Francisco José Ruiz su nombramiento como provincial de la Provincia Bética por Peter-Hans Kolvenbach en 2004 le retiró de la Facultad de Teología de Granada. De su docencia de Teología Dogmática. Una vocación que también acompañaba con la asistencia de la Comunidad de Vida Cristiana (CVX), el rectorado del Teologado Anchieta y la coordinación Provincial de Pastoral Universitaria. En 2010, el padre Adolfo Nicolás le encargó la responsabilidad de guiar la Provincia de España, nuevo horizonte que afrontó desde la clave peregrinante de la vida. Una clave señalada por San Ignacio de Loyola en su Autobiografía, a través de la que describía esa experiencia religiosa de la que Francisco José Ruiz se reapropió: «Proporciona tres de esas claves, muy oportunas para reencontrarnos en nuestro tiempo con la experiencia cristiana de Dios. Peregrinar para descubrir la propia identidad; peregrinar para descubrir al otro y para descubrir al Otro».
Paralelamente, Antonio España ha desarrollado la docencia en diversos centros escolares como el de Chamartín, Nuestra Señora del Recuerdo, del que era director y profesor desde 2013. De ahí que su análisis profundo y actual de la vocación educativa estuviera construido desde la realidad concreta de las aulas y sostenido por su propia vocación jesuita: «La vocación constituye no un hecho terminado, sino una dinámica vital que hace descubrir la identidad profunda, el verdadero «yo» creado por Dios para su plenitud». Son dos vocaciones en relevo, que se materializará el próximo 8 de julio, y de las que el Grupo de Comunicación Loyola atesora su propio testimonio.