Los Diez Mandamientos, también conocidos como Decálogo, protagonizan la nueva serie de la revista pastoral Sal Terrae. Una contribución editorial a mantenerlos vivos y actuales, cuando no gozan de mucha actualidad. El profesor de la facultad de Teología de la Universidad Pontificia Comillas, José Manuel Caamaño, inicia la colección reflexionando sobre El significado moral y pastoral de los diez mandamientos. Reconoce que ni en la moral ni en la pastoral se ha superado la visión excesivamente legalista de estos preceptos y no han logrado ser situados en las claves iniciales. “Un don previo de Dios, de su liberación, y no tiene otro fin sino el de mantener al ser humano en la vida y la libertad”. Diversos autores se adentrarán en cada uno de los mandamientos: Gabino Uríbarri, SJ; Carlos Domínguez, SJ; Antonio García Rubio; Mª del Carmen Massé y Julio Martínez, SJ. .
La tarea que se propone la serie es concretar y actualizar esta lista de mandamientos porque pueden seguir respondiendo a los desafíos actuales y podrían, e incluso deberían, estar en la base de la vida moral: ¿cómo no defender el respeto hacia nuestros padres y madres? ¿Cómo no vamos a rechazar la mentira, la codicia, el robo o el falso testimonio? ¿Cómo no defender la vida y la fidelidad?
Explica Caamaño que el Decálogo no se puede entender adecuadamente sin tener en cuenta su relación con todo el Antiguo Testamento y también a la luz de la predicación de Jesús. Sin embargo, el núcleo del que emanan no es otro que la relación del ser humano con Dios y la relación entre todos los seres humanos. Así que la ley (la Torá) solo es comprensible desde aquella alianza (berith) previa ofrecida por Dios al pueblo de Israel y a toda la humanidad. De ahí la llamada a la conversión o a la solidaridad, en donde la moral se integra en el dinamismo propio de la fe y de la salvación, en la dinámica del Reino de Dios anunciado por Jesús.
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