¿Cómo consiguió Ignacio de Loyola fundar la Compañía de Jesús con seis compañeros y al final de su vida contaba con mil compañeros más? ¿Cómo era su modo de trabajar? ¿Cuáles eran sus principales valores? Muchas preguntas que ofrecen otras tantas claves a los retos de hoy y todas ellas pivotan en torno al mismo concepto: «el liderazgo ignaciano». Esa expresión acuñada recientemente para referirse a todos los valores y maneras de las que se servía el fundador de la orden para dirigir, gobernar y liderar procurando el sano equilibrio entre la eficacia y la humanidad. Un concepto que encierra interpretaciones de diversa índole y para el que se dedican estudios que iluminen al hombre de hoy. A las organizaciones de hoy. A las empresas de hoy. Publicaciones internacionales como el Financial Times se hacían la misma pregunta: ¿por qué un santo del siglo XVI es un modelo de gestión moderna? El rector de la Universidad de Deusto, José María Guibert, en su último libro El liderazgo ignaciano. Una senda de transformación y sostenibilidad de Sal Terrae desgrana esos factores vigentes hoy para un liderazgo pastoral y espiritual. Por su parte, el sociólogo Xabier Albistur ahonda en ese liderazgo más civil publicada por Mensajero, Ignacio de Loyola, un líder para hoy. Ayer ambos compartieron sus criterios, sabiendo que sus perspectivas se complementan, en el marco de Deusto Forum y con la moderación de Félix Arrieta, director de este foro de San Sebastián.
Guibert se acercó a la figura líder de san Ignacio en su orientación a los responsables de instituciones de espiritualidad ignaciana. Los valores y principios contenidos en las Constituciones de la Compañía de Jesús son una fuente sobre la que cimentar ese liderazgo: Cuidar la autenticidad», «posicionar la institución hacia una misión», «aprender a innovar», «asumir riesgos», «servir a la solidaridad», «conocerse bien» y «ponerse al servicio del Reino. Ante la necesidad de acompañar a personas en puestos de liderazgo que quieren dar un sentido ignaciano a su misión, la figura de san Ignacio, su concepto de éxito, su aprendizaje continuo en dar amor, en transformarse, en cambiar y en ponerse en manos de Dios… lo convierten en el ejemplo buscado. Buscamos no solo ofrecer una orientación técnica para los puestos directivos sino, aprovechando la tradición de san Ignacio de Loyola y de la Compañía de Jesús, inspirar unos valores y principios específicos directamente relacionados con la tarea del gobierno de las personas y las organizaciones, reconoce el autor también del Diccionario del liderazgo ignaciano, manual de referencia que descifra 150 conceptos a través de textos ignacianos y su reflexión profunda de todos ellos.
Por su parte, Albistur busca las reacciones objetivas en individuos, colectivos, instituciones a las acciones de san Ignacio. Era un auténtico entrenador personal de líderes. Convirtió a sus compañeros en líderes, decía el autor de Ignacio de Loyola, un líder para hoy. De ahí que se convierta en un ejemplo ante la auténtica necesidad real de mejores líderes para todos los ámbitos sociales. Sus conocimientos, su movilidad y la cohesión de su organización en un solo cuerpo entregado a la misión» son esos valiosos conceptos que se guían bajo la directriz de hallar el medio para perdurar. Destacó su buen gobierno y su capacidad de comunicación. Las noticias de los miembros de la Compañía de Jesús circulaban de arriba abajo y de abajo a arriba en la jerarquía jesuítica. Toda una labor que cohesionó la misión. Este libro pretende ayudar a cambiar y guiar en el modo de cómo cambiar.