Hoy celebramos que hace 70 años se proclamó la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Lo esperado sería que ensalzáramos la grandeza de los principios y valores recogidos en ella. Pero hoy, especialmente, en el Grupo de Comunicación Loyola, queremos poner nuestra mirada sobre las mujeres y hombres del mundo que nunca pudieron, ni pueden, ni podrán disfrutar de los derechos universales y naturales. Plenamente.
Y es que los rostros de los subyugados, discriminados, humillados, ofendidos y perseguidos siguen siendo incontables en nuestro mundo. No hace falta viajar muy lejos para encontrarse con esta realidad, ni ver las noticias en los periódicos y televisiones. Estos testimonios de rostros anónimos los podemos encontrar en las periferias, pero también en nuestra propia calle, edificio o incluso hogar familiar.
Ojalá que los libros sean las mejores herramientas para que todos los creyentes en los Derechos Humanos no quedemos en la retórica. Y sobre todo, para recordar que nada está conseguido todavía.
¡Queda mucho por hacer y reivindicar, mucho por lo que luchar para que los derechos humanos puedan ser vividos y disfrutados cada día en todo el mundo!