Siempre he tenido la impresión de encontrarme ante un hombre cercano, sincero, para quien el Evangelio, y no la norma, era la última palabra. Siempre he hablado con un hombre extremadamente bien informado sobre lo que se pensaba de él, para bien y para mal. Sabía perfectamente quién le criticaba (para quien jamás mostró el más mínimo resentimiento), por qué, y cuál era la respuesta adecuada, siempre evangélica y con su gota de humor. Así habla del papa Francisco Adolfo Nicolás SJ, superior general de la Compañía de Jesús entre 2008-2016. Tuvo la oportunidad de compartir tiempo, encuentros y diálogos con el pontífice nombrado en 2013, el primer jesuita de la historia a la cabeza de la iglesia. Ahora, ya en su destino de Filipinas tras ser sustituido el pasado mes de octubre por el venezolano Arturo Sosa, hace memoria de esas conversaciones y plasma sus recuerdos en la revista Mensajero, del Grupo de Comunicación Loyola, en los números de abril y mayo.
Son recuerdos de una relación jalonada de anécdotas, de respuestas ingeniosas y de reflexiones hondas relacionadas con diversas cuestiones eclesiales. Hablan de la reforma de la curia romana ?«Quiere hacerlo en las líneas más netamente evangélicas de que es capaz»?; de la vocación sacerdotal ?«No es una casta privilegiada, sino alguien, cuya preocupación central es el sufrimiento de los otros»?; de los emigrantes ?«El Papa está preocupado con la calidad de nuestro humanismo»?; o del servicio pastoral ?«Este es el punto fuerte del papa Francisco». Adolfo Nicolás SJ afirma que siempre ha tenido la impresión de encontrase ante «un hombre cercano, sincero, para quien el Evangelio, y no la norma, era la última palabra».
«Me critican, primero, porque no hablo suficientemente como Pontífice (y todos sabemos que ha evitado siempre juzgar a los demás, por mucho que la sociedad ha considerado que algunas personas estaban ya juzgadas y condenadas) y, segundo, porque no actúo como un Rey», recuerda Adolfo Nicolás, unas palabras que ponen en valor la calidad humana del Pontífice.
Respecto al interrogante sobre cuánto tiempo puede durar el papado de Francisco, Adolfo Nicolás SJ recuerda que, cuando conversaron sobre su propia renuncia como Superior General de los jesuitas, el Papa le dijo que tenía intención de «tomar en serio el desafío de Benedicto». Sin embargo, unos meses más tarde, Francisco le confesó lo siguiente: «Le pido al Buen Dios que me lleve, cuando los cambios sean irreversibles».
Adolfo Nicolás SJ fue prepósito general de la Compañía de Jesús entre 2008 y 2016. Al ser aceptada su renuncia por la Congregación General 36 pasó unos meses en España. En febrero de 2017 regresó a Filipinas, donde estaba destinado cuando fue elegido superior general.