Apenas han pasado dos meses de que el libro Pablo VI y los jesuitas viera la luz en Mensajero cuando su autor, el jesuita Urbano Valero Agúndez, culminaba la senda que le ha llevado hasta Dios a los 90 años de edad. Esta obra es una de sus sabias huellas marcadoras de aquellos hitos históricos de la Compañía de Jesús que muestran una orden en redescubrimiento, renovación y reformulación de su ser y su hacer. En esta ocasión, con motivo de la canonización del papa Pablo VI, en octubre de 2018, eligió a este entre los 46 papas que han acompañado la vida de la Compañía de Jesús, apuntando su mirada hacia una relación intensa y complicada (1963 a 1978). Argumentaba que este pontífice intentó influir más intensa y globalmente y más a fondo en la vida de la orden que ninguno de sus predecesores. Una reflexión que nace de profundos estudios y de su propio testimonio personal mientras prestaba servicio de gobierno y de consejo en la Curia. No era historiador, sin embargo se empapó de tal manera en todos los documentos que constituyen la Compañía que sintió que su lugar en la vida, su camino hacia Dios, le obligaba a reorientar su vocación jesuita hacia el redescubrimiento de una Iglesia y una Compañía renovadas. Definía esta misión como un «proceso pascual de muerte y resurrección, largo y complicado, fabricando odres nuevos para un vino nuevo, mediante el retorno vital a los orígenes evangélicos y carismáticos de nuestra vida, para reapropiárnoslos de nuevo y, desde ellos, redescubrir y proyectar nuestro modo de ser y de servir a la Iglesia y a la humanidad en esta nueva etapa de la historia.
Dos acontecimientos cruciales, el Concilio Vaticano II y la Congregación General XXXI, despertaron ese compromiso al que se entregó en cuerpo y alma, experimentando que era Dios quien guiaba sus pasos. Se le encomendó la tarea de poner al día los documentos institucionales de la Compañía (Constituciones y Congregaciones Generales) y hacerlos accesibles a los jesuitas de hoy. Y esa tarea le obligó a una inmersión que le reportó grandes satisfacciones. El libro de 2012 El proyecto de renovación de la Compañía de Jesús (1965-2007) ofrece las claves de ese proceso que marcó el gobierno de Pedro Arrupe y Hans Kolvenbach para ayudar a entender el periodo del que tanto supo y tanto compartió en innumerables comunicaciones. Después publicaría Supresión y restauración de la Compañía de Jesús. Documentos con el ánimo de facilitar y acercar el fondo histórico de la conmemoración de Bicentenario de la Restauración.
Pero si algo satisfizo al autor fue escribir y difundir todo lo aprendido sobre espiritualidad ignaciana y la vida religiosa, en general. La edición del libro Mujeres ignacianas muestra el fruto de la inspiración de Ignacio de Loyola a través de la semblanza de diez mujeres fundadoras de algunas de las 250 instituciones de sello ignaciano. Todo gratitud por lo aprendido de la espiritualidad de Ignacio de Loyola que supo y pudo transmitir desde el respeto de un seguidor humilde y entregado a su misión. Todo sea para mayor gloria de Dios.