Los cuentos de Gema Sirvent para Mensajero –La luna de los deseos, Una receta para ser feliz y Cinco días para Navidad– esconden sueños, descubren asombrosas historias y desvelan pequeños secretos de la vida que hacen grandes a las personas. Historias y diálogos acompañados de las ilustraciones de Miguel Cerro, Txell Darné y Sol Ruiz. Ellos son los dibujantes que recrean ese universo donde viven protagonistas nacidos en la imaginación de Gema y colorean las emociones transmitidas por la autora. Todo un arte para encandilar a los pequeños lectores. Para que se adentren en la lectura y descubran con su mirada y sus emociones otras historias. En esta entrevista a las escritora Gema Sirvent nos cuenta las claves de su obra.
¿Por qué tu literatura se ha decantado por llegar a los más pequeños?
Es el público más sincero y al mismo tiempo el más exigente. Si no les ha gustado una historia te lo van a decir sin tapujos. Pero eso sí, cuando les gusta, no hay un público mejor. Les encanta leerla una y otra vez. Eso me parece algo maravilloso y que solo ocurre con el público infantil. Es el más dispuesto a entrar en un universo narrativo nuevo y explorarlo con libertad. Me encanta contarles historias y ver cómo ellos las completan en su imaginación.
¿Te guías por la intuición o has necesitado también una preparación especial?
Depende de lo que quiera contar. Hay veces que te llega la inspiración y parece como si la historia ya existiera. Como si ella misma te estuviera pidiendo que la escribieras, y no puedes parar hasta que los personajes te lo dicen. En otras ocasiones, sientes una necesidad de transmitir algo muy concreto, y para hacerlo bien hay que documentarse o buscar otras fuentes. Por ejemplo, en el caso de Cinco días para Navidad, a parte de contar la historia de Marta quería hablar del origen de las tradiciones navideñas; de por qué ponemos un árbol de Navidad o decoramos la casa. Todo tiene una razón de ser, y a mí me interesaba mucho que el libro no fuera superficial. Quería que tuviera profundidad y trasfondo… sin dejar de lado obviamente el hilo conductor más lúdico y el punto de vista de la narradora, que es una niña que lo único que desea es tener unas Navidades en familia. Era importante ver la historia a través de su mirada y sus sentimientos, pero me documenté mucho para hablar de cada una de las tradiciones navideñas, aunque luego solo demos pequeñas pinceladas sobre sus orígenes y significado.
Entre estos álbumes ilustrados, ¿qué es más difícil, encontrar el tema o expresarlo o encontrar el dibujo que responda a tu sueño?
Creo que lo más importante a la hora de escribir es tener algo que contar. Me obsesiona mucho que mis historias no estén huecas, que partan de una experiencia personal, que los personajes sean coherentes dentro del universo inventado, para mí es muy importante la coherencia y el fondo, quiero que mis historias lleguen a los lectores, que les muestren algo diferente, que les enganchen y para eso es muy importante transmitir cierta verdad. Lo que cuentas, por muy fantástico que sea debe partir de algo personal. Después, la ilustración creo que debe aportar algo más a la historia, no ser solamente una representación de lo escrito. Es importante que la persona que lo ilustre aporte algo de sí misma en la ilustración o le de un punto de vista adicional a la historia, que vaya más allá de las palabras.
¿En qué o en quiénes te inspiras?
A veces es muy difícil decir de dónde viene la inspiración. Unas veces es una frase que escuchas de pasada, a veces una canción, otras veces llega una idea sin saber muy bien de dónde ha salido y que no te puedes quitar de la cabeza. La mayoría de las veces la inspiración surge de observar el mundo, está lleno de pequeños detalles asombros que pueden convertirse en historias extraordinarias. Y claro está, mis hijos me inspiran muchas historias, algunas ya las tengo en la cabeza y están pendientes de escribir. Hablamos mucho y me fascina su forma de ver el mundo.
Los tres libros que has publicado con el GCL son bien distintos…¿Qué tienen en común, además de su autora?
Todos parten de la intención de poner la mirada en el niño, de contar las historias a través de sus ojos. Y creo que en el fondo las tres historias hablan de la felicidad, de las cosas importantes de la vida, solo que desde diferentes puntos de vista.
Los dos primeros libros de Gema Sirvent también han sido publicados bajo el sello Mezulari. Traducidos al euskera para que niños y niñas del País Vasco disfruten de sus fantasías. De cada uno destaca sus características:
«La luna de los deseos es una historia sobre el asombro por la naturaleza, sobre la belleza de todo lo que existe en el universo. Habla de un niño que se siente fascinado por la luna, y por supuesto la luna se siente fascinada también por este peculiar niño que es sencillamente feliz observando la noche desde su balcón».
«Una receta para ser feliz habla de una búsqueda, la de los ingredientes que cada uno necesitamos en la vida para sentirnos bien. Las ilustraciones juegan un papel fundamental para entender la historia, y la relación entre la protagonista y su abuelo. Es un libro que me gusta leer a mis hijos cuando se agobian con cualquier contratiempo, creo que es importante la perspectiva y darle a cada cosa la importancia justa».