«El alma del poeta se orienta hacia el misterio. Solo el poeta puede mirar lo que está lejos, dentro del alma, en turbio y mago sol envuelto». Los versos de Antonio Machado con los que comienza el libro de Joaquín Ciervide SJ, Poemas en torno a los Ejercicios de san Ignacio de Loyola, revelan el rumbo que toman sus páginas: iluminar el alma de los Ejercicios Espirituales mediante expresiones sublimes. Composiciones poéticas recogidas de un caudal de creyentes que durante siglos «han expresado la conmoción ante el misterio del Dios encarnado», como explica en el prólogo Javier Melloni. Es una antología única que acompaña al ejercitante en su alabar, hacer reverencia y servir a Dios.
Ciervide selecciona distintos poemas, orados y vividos, de más de cien autores de todas las épocas, incluidos dos escritos por él mismo. Místicos como Teresa de Jesús, Juan de la Cruz o Fray Luis de León. Autores clásicos del Siglo de Oro como Lope de Vega, Quevedo, Calderón de la Barca. Escritores de la Generación del 27 como Federico García Lorca y Gerardo Diego o el modernista Rubén Darío. Y cómo no, también selecciona escritores y cantautores contemporáneos consagrados, como Cat Stevens, o todavía por consagrar, como Cristóbal Fones SJ. Sus voces resuenan en la Primera, Segunda, Tercera y Cuarta Semana de los Ejercicios de Ignacio de Loyola o en sus misterios, misterios de la vida de Christo nuestro Señor. «Dame el saber/ de cada ser/ a la puerta llamar con suavidad. /Llevarle un don,/ mi corazón,/¡y nevarle de lirios su heredad!» (Gabriela Mistral).
Cuando se celebre este 21 de marzo el Día Mundial de la Poesía, proclamado por la Unesco, estos versos, que iluminan el alma del legado de Ignacio de Loyola que a tantas y a tantas generaciones ha transformado, se sumarán a esta celebración universal. Y con ellos podrían conectar personas que comparten el aliento espiritual de los Ejercicios y a la vez, de estos poemas. Versos que vendrán a «hacernos compañía cuando nuestra voz no sea capaz de expresar nuestra noche» (Melloni).