«La vida, las obras y las palabras del cardenal Carlo María Martini han infundido esperanza y apoyado a muchas personas en su camino de investigación. Hombres y mujeres de diferentes religiones, no solo en el ámbito cristiano, han encontrado y siguen encontrando aliento y luz en sus reflexiones». Estas palabras del papa Francisco dedicadas al jesuita italiano cuando se cumplen 10 años de su fallecimiento (1927 – 2012) expresan por sí solas la gratitud por la vida y la obra de un profeta de nuestro tiempo. El profeta del diálogo, como lo bautizó Andrea Tornielli en la biografía dedicada al religioso de fama internacional: Carlo María Martini. El profeta del diálogo. Sal Terrae 2013.
El Papa menciona en numerosas ocasiones aquellos escritos que le inspiran para sus intervenciones. En realidad, Carlo María Martini fue y sigue siendo a día de hoy un biblista reconocido, un pensador que creció en sabiduría a través de la Biblia, a la que accedió como experto en la crítica textual del Nuevo Testamento, y del diálogo. Dominaba seis idiomas modernos, además del latín, del griego y del hebreo clásicos. Los reconocimientos de la talla del Caballero Gran Cruz de la Orden al Mérito de la República Italiana y Premio Princesa de Asturias de Ciencias Sociales en el año 2000, reflejan el enorme valor de su aportación intelectual y humana. Su amplia obra es hoy ese legado vivo que continúa abriendo el diálogo entre creyentes y no creyentes. Gracias a su producción, de la que el Grupo de Comunicación Loyola es referente en lengua castellana, su legado permanece vivo y presente.
Martini era un pensador que no eludía los retos del siglo en que vivió y se convirtió en una de las personalidades con más autoridad en la Iglesia. Sacerdote desde 1952, arzobispo de Milán desde 1980 a 2002 y cardenal desde 1983, Martini abordaba cuestiones del hombre y la mujer de hoy en búsqueda del Otro y de sí mismo y de una iglesia en camino: políticas y sociales (el régimen fiscal, la relación escuela pública-privada, uniones de hecho), éticas (sexualidad, aborto, eutanasia, aborto) y religiosas (liturgia, ecumenismo, sacerdocio y celibato, el papel de la mujer).
Tornielli, gran conocedor de su figura, clasifica su obra a tenor de dos facetas que Martini vivió con intensidad: el obispo y el estudioso. El primero está presente en las homilías, – Buscad a Jesús (Mensajero, 2015)- en los escritos – El jardín interior (Sal Terrae 2015)-, cartas, – Hablad con el corazón (Sal Terrae 2013)- en las meditaciones –El sol interior (Sal Terrae 2017) Relatos de la pasión (Sal Terrae 2018), La fuerza de la debilidad (Sal Terrae 2014), Pruebas y consolaciones del sacerdote (Sal Terrae 2011) – y en las intervenciones (¿Qué debemos hacer? (Sal Terrae 2013). El estudioso, el intelectual, era posible encontrar en ciertas entrevistas donde daba muestras, con libertad de pensamiento, de posiciones avanzadas, formulaba hipótesis, diseñaba escenarios futuribles y se declaraba posibilista en materias como, por ejemplo, el sacerdocio de las mujeres (antes, sin embargo, de que el papa publicara el documento en el que se negaba definitivamente el sacerdocio femenino) o la moral sexual. «El arzobispo ha sido presentado como el hombre del diálogo siempre y en cualquier lugar, aun cuando a algunos les pareciera este diálogo una capitulación incondicionada. Pero si se examina la colección de sus escritos, se encuentran también palabras firmes con respecto al islam y a la integración entre las culturas que no pueden clasificarse ciertamente como «buenistas», afirmó Andrea Tornielli en su biografía.
Recientemente, el papa Francisco compartía en una jornada con sacerdotes, las cercanías y las lejanías por las que él mismo atravesó como religioso. Durante su reflexión, se refirió a las palabras del cardenal Martini al que él mismo recordaba por su palabra de esperanza. «La cercanía con Jesús», comentaba, «nos invita a no temer a ninguna de estas horas no porque seamos fuertes, sino porque lo miramos a Él, nos aferramos a él y le decimos: «¡Señor, no me dejes caer en la tentación! Hazme comprender que estoy viviendo un momento importante en mi vida y que tú estás conmigo para probar mi fe y mi amor» (C. M. Martini, La fuerza de la debilidad. Reflexiones sobre Job, Sal Terrae 2014, 84). Esta cercanía con Dios a veces tiene un estilo de lucha, luchar con el Señor principalmente en esos momentos donde su ausencia se hace más notoria en la vida sacerdotal o en la vida de las personas a ellos encomendada». Y ahí, en medio de esas tormentas la palabra de Carlo Maria Martini es una voz que siembra esperanza.