Más que una autobiografía, el atleta norteamericano Jesse Owens (12 de septiembre de 1913- 31 de marzo de 1980) compartió su interior, íntimo y humano, con el periodista y escritor Paul Neimark. Un testimonio que este mes de septiembre, 40 años después de su muerte, el Grupo de Comunicación Loyola publica en castellano gracias a la traducción de José Manuel Burgueño y Jorge Burgueño para el sello Mensajero. El relato, inspirador y motivador, lleva por título Jesse Owens. Una autobiografía espiritual y en él refleja una historia interna, de luchas, de sueños y de victorias. Su hija Marlene Owens Rankin agradece brevemente esta edición castellana porque supone trasladar a nuevas generaciones de jóvenes y adultos el triunfo de su padre plantando cara a la adversidad.
Nieto de esclavos en los campos de algodón de Alabama, Jesse Owens consiguió algo que nadie había logrado hasta entonces, cuatro medallas de oro en los mismos Juegos Olímpicos y en un momento histórico en que la victoria se convirtió en heroicidad: 1936, cuando Adolf Hitler se propuso mostrar al mundo la superioridad de la raza aria sobre todas las demás desde la sede olímpica de Berlín. No pudo. Jesse Owens, un atleta negro, alto y desgarbado procedente de los campos de cultivo de Alabama y los guetos de Cleveland, demostró al mundo que la superioridad no se basaba en el color de la piel.
Con sus medallas en 100 metros, 200 metros, salto de longitud y relevos 4×100-, el héroe de Berlín (como titularon en español la película de 2016 sobre su vida, Race) no imaginaba que, tras conocer la inmortalidad, al volver a casa en Estados Unidos, le esperaba el descenso a los infiernos.
Este es el relato de la vida de un espíritu indomable como Jesse Owens, sobre la dignidad del alma humana, la capacidad de superación y la fuerza de la fe. Una fe que había prometido a su padre mantener, por la que luchó durante toda su vida, y que en la plenitud de su vida quiso compartir con el mundo escribiendo esta autobiografía espiritual.
“Jesse es un autorretrato de la vida de Jesse Owens. Más allá de una simple biografía, muestra los mecanismos internos de un ser humano real. El destino contra el que luchó, los amigos y la familia que le dieron fuerza y el Dios que respondió a sus plegarias”.
Con un lenguaje llano y sincero, los capítulos de este libro son, como señala en el prólogo Fernando Millán –doce años prior general de los carmelitas y runner pertinaz–, «como las zancadas del corredor que se va acercando a una meta. Esta carrera del atleta del espíritu será sin duda iluminadora y provocativa para el lector con inquietudes espirituales y, sobre todo, para el que busca a Dios, quizás incluso por caminos insospechados. Como descubrió Owens, en esa carrera, a veces demasiado larga y demasiado difícil, debemos aprender (…) “la gran verdad de que Dios nunca nos deja… Somos nosotros quienes le dejamos”».