¿Lo quieres? Lo tienes. En 48 horas. Mañana. ¡Ya mismo! La vida se nos ha llenado de ofertas fáciles. Mensajes diseñados para que hagamos o compremos cosas, ideas y sueños impulsivamente. Inconscientemente. El truco está en que no tengamos que pensar mucho.
¿Sociedad de consumo? Ya lo sabemos. Lo que nos cuesta es asumir que cada día somos un poquito más líquidos. Nos dejamos llevar por la ola. O mejor, nos volvemos un poco más huecos. Esa es la metáfora que utiliza Benjamín González Buelta en su último libro. Todo ese mundo de propuestas y promesas inconsistentes son como la carcoma que se come el interior de la tabla de madera, dejando una superficie impoluta. Pero cuando la sujetas… ¡ah! Se deshace en tus manos. ¡Una vida llena de huecos!
Si entiendes la comparación, desde luego puedes comprender que muchas de tus decisiones en realidad se han movido por otros intereses que no eran precisamente los tuyos.
Bueno, ¿y ahora qué? ¿Cómo vas recuperas tu capacidad de elegir libremente?
Puede que sea el momento de que te pares a examinar tu fe en Dios. Y si crees de verdad en el mensaje liberador de Jesús, deberías ser capaz de alejar el miedo a no sentir a Dios en tu propia vida. No, no es que Dios no te hable. Es que quizás no estás dejando que se exprese en ti y en todo lo que te rodea.
Y esta es la propuesta de Benjamín. Dios está llegando a tu vida siempre de manera nueva. Se acerca con propuestas de vida verdadera que emergen en la realidad en la que te mueves. ¿Pero cómo descubrir su presencia? Con un método que exige profundidad, orden y sinceridad espiritual: el discernimiento. Concretamente el discernir “ignaciano». Y precisamente, Benjamín González Buelta, con esa sencillez, cercanía y confianza absoluta del amigo que ve y comprende tu mundo interior, es uno de sus mayores conocedores de este aspecto tan importante de la espiritualidad ignaciana. Por sus profundos estudios, y sobre todo, porque este jesuita en constante misión, ha hecho del discernimiento una auténtica forma de vida.
Y es que de eso trata el discernir. De ser capaz de estar siempre abierto a ese constante “hacer de Dios”. No para ocasiones especiales o excepcionales. Eso es un falso discernimiento. Sino para toda una vida abierta a descubrir y a crear las mejores posibilidades. Para nosotros y para otros. ¡Porque que el discernimiento se contagia fácilmente!
Carcoma o verdad. Anulación o libertad desde Dios. Dos banderas. Dos opciones.
Un libro que clarifica, que motiva y ayuda a cualquier creyente a hacer presente a Dios con las elecciones y decisiones en cualquier momento y situación. Un libro esencial para todos esos que vivimos para tender puentes, crear vínculos y construir el Reino.